El alma humana, ¿Existe?, ¿Pesa 21 gramos?

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El alma pesa 21 gramos, es lo que afirman algunos científicos.

Estados Unidos año 1907, en una camilla especial a la cual está adosada una balanza extremadamente sensible, yace un moribundo, mientras el doctor Duncan MacDougall observa atento a esa báscula que registra 60 kilos.

Justo cuando la persona expira, ocurrirá algo verdaderamente curioso, la aguja en esa balanza marcará 21 gramos menos que antes, el peso del muerto, inexplicable y súbitamente, ha descendido de 60 kilos a 59 kilos y 59 gramos, para el doctor MacDougall, es otra prueba más de que el alma al abandonar el cuerpo pesa 21 gramos.

Otras pruebas, ver si el alma pesa 21 gramos

Bonn, Alemania, diciembre de 1973, “el alma humana no sólo existe sino que exactamente pesa 21 gramos gramos, tal aseveración la hizo el doctor Nils Olof Jacobson, quien estudió la evolución de cientos de moribundos a los cuales había colocado en camillas, que a la vez eran básculas de extraordinaria precisión.

Según parece, y durante la agonía, el organismo experimenta una pérdida gradual de peso, debido a la transpiración y otras expresiones, pero aún tomando en cuenta tales factores, y justo cuando la persona expira, también ocurre otra pérdida repentina de peso que oscila entre los 19 y 21 gramos.

Ello, y según lo plantea el doctor Olof, en su libro, la vida tras la muerte, sería una prueba concreta de que, “algo que pesa 21 gramos abandona al organismo cuando éste muere, ese algo debe ser por supuesto el alma humana.

Para darle aún mayor fuerza y afirmar esa teoría, que como ya mencionamos era conocida en los Estados Unidos desde 1907, el doctor Olof Jacobson y sus colegas hicieron el mismo experimento, sólo que utilizaron perros y chimpancés moribundos, pero estos al fallecer no experimentaron ninguna pérdida de peso, es decir nada escapó de sus cuerpos como parece que ocurre con los humanos.

El dilema, ¿existe el alma?, y ¿pesa 21 gramos?

¿Es entonces, lo publicado por los doctores MacDougall y Olof Jacobson, en 1907 y 1973 respectivamente, evidencia concreta de que si trasciende algo nuestro más allá de la muerte?.

La verdad es que lo único demostrado por los respectivos científicos, fue que el cuerpo humano al cesar sus funciones, parece que pierde peso, algo que, de ser así, y por inexplicable que parezca, de ninguna manera, constituye prueba de trascendencia, o de que exista un mas allá.

¿Es entonces el destino final del ser humano -con su intelecto, capaz de crear sublimes obras maestras-, morir definitivamente y desaparecer, tal como ocurre con un perro o un chimpancé?.

La respuesta por dura y desoladora que parezca, dice harvey siegel; ¡podría ser!, “que en efecto nada sobrevive después de la muerte, como no sea el producto creativo que emanó de nuestro intelecto en vida, Eso es lo que nos distingue del perro o el chimpancé, y sólo ese, el único más allá al que un ser humano puede aspirar”.