Un concepto del ocultismo, los Egregor o Egrigor

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Evocación de un Egrigor, Egregor o Tulpa, imaginación o realidad.

Rusia imperial diciembre de 1912, es más de medianoche en la mansión del Gran Duque Dimitri Pávlovich Romanov en San Petersburgo, un grupo de personas pertenecientes a la hermandad del alba, se encuentra sentado en semicírculo alrededor de un personaje con apariencia estrafalaria, de rostro macilento y barba descuidada, sus ojos refulgen con brillo de iluminado.

Comenzando a hablar dice; “existen emanaciones bellas, y también entes malignos en el plano olímpico, ambos fenómenos suelen manifestarse como Egregores o evocaciones, bien del tipo positivo o negativo, siendo estas últimas muy peligrosas, por eso les pido concentrarse solamente en pensamientos elevados y luminosos desechando todo lo obscuro y pernicioso.

Al rato, y habiendo unido todos los presentes sus voluntades, algunos creen ver como en un rincón de la estancia, algo difuso comienza a tomar forma, otros hasta intuyen, que allí se pueden adivinar rostros evanescentes de amigos y parientes ya fallecidos.

Hermandades especializadas estudiaban a los Egregor

La hermandad del alba o sol naciente que existió en San Petersburgo desde comienzos del siglo 19, tenía como uno de sus objetivos la investigación a fondo de fenómenos psíquicos como los Egrigor o Egregor, que presuntamente existen en el llamado plano astral, uno de sus más connotados cultores fue el ya mencionado Gran Duque Dimitri Pávlovich Romanov, pariente cercano del Zar Nicolás, quien posteriormente estuvo directamente involucrado en el complot para asesinar a Rasputín.

Según creían los miembros de la hermandad, lo que diferencia al plano astral de la realidad cotidiana, consiste en que, aquél por su naturaleza etérea y evanescente soló puede ser percibido por la voluntad colectiva de personas en trance.

Es en dicho ámbito límbico donde presumiblemente se enquistan los Egregor o Tulpas como también se les conoce, y consiste en ver, alitos vitales muy intensos que persisten en lugares propicios, bien sea donde se congregan personas dispuestas a unir voluntades para intentar materializarlos, o también en escenarios tenebrosos, donde han tenido lugar prácticas de magia negra, rituales sacrílegos, o muertes violentas.

Así, los estudiosos del fenómeno opinan que, aparte de lo anterior, los Egregor también pueden ser atraídos por estados de ánimo muy alterados, tanto angustiosos y de orden malsano, como exaltados creativamente, impregnando el ambiente donde sucede.

Como se percibe un fenómeno de este tipo

Para mejor comprensión, el fenómeno se podría comparar conservando las instancias, con lo que a veces sucede cuando al entrar en un ascensor o ámbito cerrado, se percibe la emanación odorífera particular, de alguien que recientemente estuvo allí, hay quienes hasta pueden adivinar si se trataba de una mujer, su estado físico, y de ánimo, e incluso su edad aproximada.

En la contrapartida psíquica de lo anterior, solamente personas de muy alta sensibilidad, y paradójicamente algunos animales, están en capacidad de captar la presencia de los Egregor, se ha llegado a decir que si perros o gatos, se muestran inquietos o gimen sin causa aparente, cabe en lo posible que estén percibiendo algo de esa naturaleza.

Que pasaría si un Egregor entra en nuestra cabeza

Según se dice, quien sea contaminado por tal efluvio negativo quedará lisiado espiritualmente, es sabido que su concentración esta en sitios donde han ocurrido asesinatos, masacres, al lado del cadáver de un criminal, o personas sádicas que violan y matan.

Esos Egregor o Tulpas, igualmente son atraídos por ritos de brujería o misas negras, así como orgías contra natura. Se cree por lo tanto, que aún individuos normales por el solo hecho de asistir al velorio de alguna aberrado sexual o asesino, permaneciendo cerca de ese cadáver durante horas, o quizás toda una noche, posteriormente comenzarán a sufrir depresiones, crisis de angustia y pesadillas.

Los celos, envidia, y corrupción de menores, no soló provocan la formación de turbadores Egregor de tipo errático, -cuyo tinte es de color violeta con tonalidades carmín de Alizarina-, si no que pueden revertirse inclusive, contra la persona que los genera.

El profesor Rudolf Steiner en su muy vilipendiado libro «La ciencia oculta», plantea que, “esas terribles alucinaciones que atormentan a los drogadictos, o forman parte del delirium tremen en alcohólicos, bien podrían ser Egregor muy negativos, en sus cerebros debilitados por alucinógenos o alcohol, parece que se abre algún canal receptor a través del cual penetra, esas fantasmales materializaciones, algunas de enloquecedora belleza, otras demoníacas y aterradoras, pero cuando quienes las sufren intentan describir eso que contemplan, la gente normal y aún psiquiatras, lo atribuyen a desbalances neuronales.