En 1986 varias revistas científicas, hablaron de un abogado israelí quien en sus 33 años de vida, jamás ha soñado mientras duermen, más curioso aún, es que esa ausencia de actividad onírica no le haya convertido en un neurótico depresivo, con rasgos de locura.
A raíz de los estudios hechos al paciente, en el centro de investigación del sueño en el colegio médico de Haifa, Israel, el doctor Peretz Lavie, y sus colegas descubrieron algo interesante, un pedazo de metralla, que se había alojado en el cerebro del paciente.
Esta destruyó parte del «locus cerúleo», un grupo de células que en los animales constituye la central generadora de los sueños, igual que en los humanos. De acuerdo con los especialistas, soñar equivale a una vacuna contra la demencia, plantean que los sueños mientras más disparatados mejor, resultan como ensayos que nos condicionan para enfrentar situaciones traumáticas.
Así, cuando las personas se encuentran en situaciones de fuerte y sostenido estrés, supuestamente, debería aumentar la frecuencia y duración de sus sueños, ya que gracias a ellos excretan pensamientos neuróticos agobiantes, que intoxican al psiquis, es por eso, que los esquizofrénicos y maníaco depresivos, rara vez, o nunca sueñan.
Estudios científicos han tratado de encontrar una respuesta
En un artículo sobre neurociencia en la revista Nature, el Premio Nobel Francis Crick, plantea una radical variante a la anterior teoría, según él: “ese tipo de sueños anárquicos y dislocados, que ocurren durante la etapa REM -movimiento rápido de ojos al dormir-, podría ser la forma como nuestro cerebro desecha lo que considera información excesiva, innecesaria, y hasta perjudicial”.
Es decir, que de alguna forma nuestra mente, ha desarrollado un mecanismo para expulsar del subconsciente, el exceso de estímulos innecesarios, y hasta nocivos, que el cerebro automáticamente registra a cada momento.
El doctor Brain Michaelson, un colega y colaborador de Crick, añadió que: “por ser el cerebro un complejo y eficiente ordenador, capta y retiene todo estímulo, al punto que, terminaría por saturarse y sobre cargarse de retenerlos todos”.
Al aparecer esos sueños absurdos, y disparatados, serían los síntomas de que lo superfluo está siendo borrado, ó desaprendido, por algún todavía desconocido mecanismo, que se ocupa de la desintoxicación cerebral.
Los sueños y la demencia podrian estar relacionados
Según parece, sería por ese motivo que a la mayoría de las personas, les cuesta trabajo recordar muchos de sus sueños al despertar, si aún les queda una vaga memoria de lo que soñaron, ese tenue recuerdo está pronto a disiparse, según Crick y Michaelson, el dogma del psicoanálisis sobre su resultado útil como terapia, al recordar y analizar ciertos sueños, no soló es falso, sino que hasta puede resultar perjudicial.
El intento de evocar sueños disparatados, diría Crick, iría en contra de lo que el propio cerebro quiere lograr desalojándolos del subconsciente, sería como volver a intoxicarlo con algo inútil y perjudicial, en la antigüedad se pensaba que los dementes eran personas cuyas almas habían quedado prisioneras en un mal sueño.
Recientes investigaciones parecen sugerir, que los dementes, y perturbados mentales, serían aquellos que por algún desbalance neuroquímico, están imposibilitados para deshacerse durante el sueño, de un tóxico exceso de información.
No teniendo como expulsarlos, esa conducta errática de los llamados «locos», no sería otra cosa que los síntomas de una intoxicación cerebral, que les obliga a retener en sus mentes todo el tiempo, aquello que los «cuerdos» expulsan durante el sueño.