Una vision inesperada del Oficial Robert Bruce

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Articulo de Lo Mas Insolito llamado, Una vision inesperada del Oficial Robert Bruce

Mediodía en alta mar, océano atlántico norte, agosto de 1828, cubierta del navío británico Best Reef, el primer oficial Robert Bruce, repite por enésima vez sus observaciones con el sextante, pero los cálculos continúan siendo erráticos, por lo que desconcertado decide reportar la novedad al capital.

Después de tocar la puerta de su camarote, abre y dice al comandante, Orwell Smith, «señor lamentó molestarle pero mis cálculos repetidamente fallan«, lentamente la persona sentada a espaldas de él, se da vuelta, y para asombro de Bruce, no es su capitán sino un extraño, mirándole fijamente parece decir algo, pero aun cuando mueve sus labios nada se escucha.

Atónito el primer oficial permanece como clavado en al suelo mientras todo su cuerpo se eriza, pues si bien no se escucha lo que ese extraño dice, sus ojos le miran con intensa fijeza y brillo afiebrado. Reaccionando al fin el oficial Robert Bruce retrocede y se retira apresuradamente hacia la cubierta, allí encuentra al verdadero capitán Smith informándole lo sucedido.

Una presencia que no se entiende

Incrédulo el otro, ante el cuento de esa aparición, le increpa haciéndole ver lo absurdo de lo que dice, pero Bruce, insiste con tal vehemencia que el comandante acepta bajar con él a su camarote, no había nadie allí desde luego, y tras ordenar una inútil búsqueda en toda la nave, se llegó a la conclusión de que el primer oficial sufrió algún tipo de alucinación.

Más tarde y cuando el capitán Smith regresó a su camarote, notó algo en el pizarrón que frecuentemente utilizaba para sus cálculos, los trazados hechos por el la noche anterior estaban parcialmente borrados, y sobre ellos, alguien había escrito en letra tenue pero legible «rumbo noreste».

De inmediato Smith, sospecho que podía haber sido el propio oficial Bruce su autor en un intento por justificar su alucinación, pero al ser interrogado éste lo negó con firmeza, y como prueba escribió las mismas palabras con su propia letra nada similares a las del pizarrón.

El procedimiento se repitió con cada miembro de la tripulación con igual resultado, dos horas más tarde, y a medida que sus dudas crecían, el capitán Smith, fue invadido por un extraño presentimiento.

Tomando una decisión que sigue al instinto

Luego de analizar fríamente las circunstancias, tomó una inesperada decisión: convocando a los oficiales les dijo, “soy hombre cristiano y poco dado a supersticiones, pero algo me dice que debemos alterar el rumbo hacia el noreste, como está escrito en el pizarrón”.

Tras navegar toda aquella tarde, fueron encontrando hielo en las aguas, y casi a la medianoche divisaron a un gran iceberg, fue mientras maniobraban para acercarse cuidadosamente, cuando notaron algo asombroso, había una nave encallada en un borde de aquella masa de hielo, pero no menos impresionante era que parecían haber sobrevivientes allí.

Ya más cerca comprobaron que se trataba de esqueléticos marinos medio congelados, quienes una vez rescatados, suplicaron fuesen recuperados los cadáveres de sus compañeros, incluyendo el del capitán fallecido aquella misma tarde.

Realizado el traslado y con los cadáveres depositados en cubierta, Robert Bruce, el primer oficial, se acercó a examinarlos, y fue entonces cuando todo su cuerpo se estremeció, ¡las facciones del difunto capital de aquel barco encallado en el hielo, eran las mismas del personaje desconocido a quien había visto horas antes, en la cabina del comandante!.