Los otros usos del Botox

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El cosmético que empezó como un peligroso veneno, el botox.

Las primera veces que se comenzó a hablar sobre el botulismo fuera de los laboratorios, seria a mediados de los años 70, se decía que era una mortífera intoxicación provocada por la bacteria ¨clostridium botulinum¨, todo esto a raíz del caso de una familia entera, que había fallecido tras ingerir alimentos preparados y enlatados caseramente, que estaban contaminados por la letal toxina.

Nadie podía suponer en aquellos días, que con el paso del tiempo tan peligroso veneno pasaría a convertirse, no sólo en elemento imprescindible para atenuar arrugas y líneas que envejecen el rostro, sino además como se descubrió recientemente aliviar el sufrimiento que provoca el dolor crónico en la baja espalda.

El botox se reinvento en algo útil

En el año 2014, un cirujano plástico declaro: “si bien hasta hace poco el 85% de los usuarios del botox son mujeres, esa proporción está cambiando, pues cada vez más hombres solicitan, se les inyecte esa substancia en áreas específicas del rostro, para disimular arrugas y pliegues”.

Según esas declaraciones, los sitios donde más se le emplea son; el entrecejo, la frente, en los laterales de los ojos, -patas de gallina-, y curiosamente en cuellos delgados sin depósitos de grasa, pero con pliegues.

No es un tratamiento permanente advierten los especialistas, añadiendo, que a los cinco o seis meses, volverán a presentarse las mismas arrugas que se forman con la edad, acerca de esto ya se había escrito algo, cuando el botox comenzó a ser utilizado con fines cosméticos, pero en aquel entonces ni imaginábamos, que con el advenimiento del siglo XXI, la ciencia encontraría otro uso insospechado de la botulina.

Lo científicos tratan de sacarle mas partido al botox

Ese uso, que preocupa mas que las arrugas, se trata de una dolencia tan antigua y persistente, así como universal, pues afecta a todos por igual. Hablamos del insoportable dolor en la baja espalda, el cual sufre más de media humanidad, en muchos casos de nada valen calmantes de todo tipo, infiltraciones de corticosteroides, acupuntura, tratamientos quiroprácticos, e incluso oraciones al espíritu santo.

El dolor persiste, provoca insomnio, agria el carácter y atormenta a quien los sufre, pero en el año 2001 y según lo reportó una revista especializada de neurología, pacientes desesperados, quienes no encontraban alivio en ninguno de los recursos conocidos, aceptaron someterse experimentalmente a un tratamiento con cinco inyecciones de botox.

Según lo reportó posteriormente, julio 2001, la revista time, esos pacientes experimentaron una notable mejoría, pudiendo incluso doblarse y hacer ejercicios suaves, se ignora si el alivio es permanente o requiere inyecciones adicionales y si funciona con todo tipo de pacientes.

En algunos pacientes, por ejemplo, el efecto calmante sólo dura unos dos o tres meses tal como ocurre con quienes utilizan el botox para disimular sus arrugas. En todo caso, tanto quienes sufren ese tormento doloroso en la baja espalda, como quienes lo aplican en sus rostros, definitivamente lo seguirán usando.