Un Cuerpo Errante, Planeta X, Nemesis o Estrella de la Muerte, ¿existe, o no existe?

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Planeta X, Némesis, se dice que crea las hecatombes que sufre la tierra cada 15 años.

Enero 2016, para sorpresa de muchos, todo parece indicar que el temible y enigmático Planeta X, también conocido como «Némesis», parece que si existe según lo informa el renombrado astrónomo, Michael E. Brown y su colega Konstantin Batygin.

El legendario, y para muchos inexistente Planeta X o Nibiru, como también se le conoce, ha sido detectado como un cuerpo errante dentro de nuestro sistema solar, tiene de 5 a 10 veces el tamaño de la tierra, y su órbita es tan extensa que gira alrededor del sol, soló una vez cada 15 mil años.

Esta noticia, dio por confirmado que se detecto un gran cuerpo errante y peligroso, en nuestro sistema solar, que en un lejano futuro hasta podría amenazar la tierra.

La especie humana tuvo la suerte de emerger y evolucionar, durante el lapso de millones de años, mientras que «Némesis», también conocido como la estrella de la muerte, supuestamente se alejaba de nuestro sistema solar, después de su última visita, y tras desatar una verdadera tormenta de grandes meteoritos, que al impactar contra la superficie terrestre forjaron inmensos cráteres.

Pero, ¿es real la existencia de la estrella de la muerte o Nibiru?, o es soló una especulación fantasiosa inventada a finales de los años 80 del siglo XX.

La pregunta seria, ¿esta, o no esta? «Némesis» en esa orbita.

«Hay otro sol en nuestro sistema, un astro obscuro, demoníaco, que no podemos ver. Hace mucho tiempo se mantiene en su orbita, tanto que se pierde en el laberinto de los siglos, ese sol demoníaco, atacó al que reina y rige en el ámbito planetario en que existimos, cometas y otros cuerpos espaciales cayeron sobre la tierra, y un invierno terrible la envolvió.

La mayoría de los seres vivientes, desapareció en aquella hecatombe que con el tiempo se repetirá, el sol demoníaco nos ha atacado otras veces en el remoto pasado, y volverá a hacerlo en un nebuloso futuro». Si un antropólogo de otra generación hubiese escuchado lo anterior de un grupo de estudio, habría catalogado tal cosa de primitiva o pre científica.

Pero según lo planteo Richard Muller, en el pasaje anterior, que también lo publico en su libro cuatro años después, existen, y continúan surgiendo evidencias de que la existencia del «Némesis», es algo más que una fantasiosa especulación, aparte de las periódicas extinciones y devastaciones que han ocurrido a nivel global cada 30 o 40 millones de años.

Evidencias geológicas, que podrían confirmar la hipótesis

Modernas tecnologías satelitales han permitido descubrir huellas de gigantescos, y muy antiguos cráteres a lo largo de todo el planeta, indicando que ha sido bombardeado muchas veces en el remoto pasado, por enormes meteoritos arrastrados hacia nuestro sistema, por la acción gravitatoria de «Némesis», en su paso por la llamada franja de Kuiper en la que orbitan millones de desechos cósmicos.

Recientemente por ejemplo fue descubierto un enorme cráter, con 31 kilómetros de diámetro en una región del sáhara, conocida como Gilf Kebir, cuyo significado es, «Gran Barrera», pero su tamaño no es el mas grande, existen otros descubrimientos en tiempos modernos, el cráter Chicxulub, en Yucatán México, mide 180 kilómetros, el Sudbury, en Ontario, Canadá, lo supera con 250 kilómetros de extensión, y el mayor de todos hasta ahora, está en Sudáfrica, se le dio el nombre de Vredefor, y mide 300 kilómetros.

Se conocen otros que seria largo de enumerar en este breve escrito -el cual es solo para despertar la curiosidad de cada persona, para que siga indagando sobre lo aquí expuesto-, así como nuevas evidencias geológicas, que parecen apoyar la hasta ahora subestimada hipótesis, de que en verdad existe un sol obscuro, o quizás un agujero negro, un «Némesis», que merodea en los remotos suburbios de nuestro sistema solar, y cada tantos millones de años irrumpe en él. al hacerlo crea el caos, desequilibra el balance planetario, y aniquila toda la vida que existe incluyendo desde luego, a la estirpe humana.