En enero de 2008, un avión de la Guardia Nacional de Venezuela sobrevoló Los Roques en busca de rastros de un avión desaparecido con 14 personas a bordo.
El archipiélago de Los Roques, compuesto por unos 50 islotes situados a 160 km de la costa de Venezuela, ha adquirido una siniestra reputación desde la década de 1990. En menos de dos décadas, se han producido unos quince incidentes con aviones de pasajeros, desde una simple llamada de socorro hasta una desaparición total.
Algunas personas no dudan en referirse a él como el «Nuevo Triángulo de las Bermudas».
Pero la prensa italiana ha encontrado otro apodo más acorde con la geometría de la angustia de esta zona paradisíaca de aguas cristalinas: «la rotta maledetta», la ruta maldita. Porque, en Los Roques, la mayoría de las desapariciones no se produjeron en un triángulo sino en una línea estrecha, el corredor aéreo que conecta Caracas con el aeropuerto de Gran Roque, la isla más grande y la única habitada del archipiélago.
Incluso debería llamarse un punto en lugar de una línea si comparamos las dos tragedias más notorias que han ocurrido en «la rotta maledetta». La desaparición, el 4 de enero, de Vittorio Missoni, director de la famosa marca italiana, de su esposa Maurizia y de sus amigos Elda Scalvenzi y Guido Foresti a bordo de un Britten-Norman BN2A-27 Islander, pero tiene un precedente que data de, 2008.
Ese año, un L-40 Turbolet desapareció con 14 personas a bordo. Las coincidencias entre estas tragedias son preocupantes. Los dos aviones desaparecieron el mismo día, el 4 de enero, con dos horas de diferencia (a las 9:40 a.m. para el Turbolet, 11:30 a.m. para el Islander de Vittorio Missoni).
Los pilotos enviaron su último mensaje por radio a exactamente diez millas náuticas de la costa de Gran Roque. Sólo difiere la dirección del avión: en 2008, el Turbolet se preparaba para aterrizar en Gran Roque mientras el avión de Missonni se dirigía a Caracas.
Buscando respuestas
Fue la prensa transalpina la que encontró el apodo de Rotta Maledetta en este corredor de la muerte aérea. Esto no es sorprendente: con la excepción del piloto venezolano German Merchan, las cuatro víctimas del 4 de enero de 2013 son todas de Italia. En 2008, ocho de los 14 desaparecidos también estaban desaparecidos. Otras tres colisiones menos publicitadas, datan de los años 1997, 2004 y 2006.
Aviones que desaparecen sin dejar rastro en un recorrido de 150 km, extrañas coincidencias, sumados estos elementos, emerge la imagen en apariencia de un nuevo mito que se coloca en la sección de misterio. Sin embargo, esta visión general es probablemente engañosa. Y no es necesario considerar este escenario como una zona paranormal.
De estos cinco supuestos accidentes, sólo se encontraron dos cuerpos. Pero estos dos únicos cuerpos son ricos en pistas. En 2008, el cuerpo desnudo del copiloto del Turbolet encalló en una playa doce días después de la desaparición del avión. Pero la autopsia reveló que la condición del cuerpo no correspondía a una estancia prolongada en el océano. No tenía agua en los pulmones.
Más significativo aún, el cuerpo de un pasajero australiano en el avión que desapareció en 1997 fue descubierto pocos días después de la tragedia. Sin embargo, no murió ahogado, ni siquiera por un impacto posterior al accidente. La autopsia reveló que le dispararon con un arma de fuego.
Algo mas terrenal
Los cárteles de la droga están activos a ambos lados de la frontera entre Colombia y Venezuela. El blog de Transbordintel, especializado en temas de seguridad interna, señala que el norte de Venezuela alberga muchos aeropuertos ilegales, simples pistas de aterrizaje que han sido arrancadas a la selva.
Desde 1990, treinta aviones turísticos han sido secuestrados en Venezuela. En la mayoría de los casos, las personas responsables de esas desviaciones eran traficantes de drogas. «De estos 30 aviones, sólo cinco fueron recuperados», continúa Transbordintel.
En marzo de 2008, el ejército venezolano bombardeó una pista clandestina utilizada por narcotraficantes.
The Peruvian Times informa de un caso elucidado que ocurrió no en Venezuela sino en Perú: en junio de 2010, una Cesna perteneciente a una pequeña aerolínea especializada en vuelos turísticos sobre las famosas líneas de Nasca desapareció «misteriosamente» después de una hora de vuelo.
La investigación reveló que dos pasajeros habían abordado bajo una identidad falsa. Eran narcotraficantes en busca de un dispositivo capaz de transportar 500 kilogramos de cocaína……
En el caso de la desaparición del avión de Vittorio Missoni, «varios elementos podrían apoyar la posibilidad de un secuestro» subraya Michel Peyrard en su fascinante investigación publicada en Paris Match.
«La mañana del 6 de enero, cuarenta y ocho horas después de la desaparición del Islander, uno de los hijos de Guido Foresti recibió un mensaje suyo: «Mantente conectado, recuérdame…» Y un amigo del Missoni dice que los teléfonos de tres de los desaparecidos continuaron sonando varias horas después de la tragedia…»
El misterioso aroma que se respira en Los Roques tiene matices de polvo y cocaína.