Múltiples nombres para un mismo enigma, el Bigfoot y los hombres bestia

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El enigma que rodea a los seres como el bigfoot, son historias que no se han verificado

¿Por qué el hombre aún no ha sido capaz de demostrar la existencia de esta criatura a pesar de los innumerables avistamientos y los continuos intentos de capturarla? ¿Qué nos revelan sobre la naturaleza extraña y escurridiza de los Yeti y los Bigfoot los casos de avistamientos mas extraños?

Sin duda, el Bigfoot o Sascuatch de Estados Unidos y el Yeti o “Abominable Hombre de las Nieves” del Himalaya, son los hombres bestia más conocidos. Pero lejos de ser los únicos, las historias y los contactos con hombres bestia se encuentran por todos los continentes, allí donde existen zonas poco pobladas e inexploradas.

En las montañas del Caucaso, a estas criaturas se les conoce con el nombre de “Almas”, y la investigadora Jeanna Kofman ha entrevistado a miles de personas que lo han visto. En Siberia les llaman “Chuchunaa”. Los aborígenes Australianos conocen desde muy antiguo la existencia de hombres bestia en ese continente; les dan múltiples nombres, de los cuales “Yowie” es el más utilizado.

También en África se ha visto a estas criaturas; la investigadora Jacqueline Roumeguere-Eberhardt ha recopilado docenas de avistamientos en las selvas de Kenya y ha bautizado a la criatura como “X”. Ademas los fotograma de la película filmada por Roger Patterson en 1967, podría ser la única imagen auténtica del mundo de un hombre bestia.

En la superpoblada y explorada Europa es lógico pensar que, si alguna vez existieron estas criaturas, la presión humana las haya hecho desaparecer. No obstante, podemos hacernos una idea de su presencia en la antigüedad indagando en antigüas leyendas.

En el Reino Unido existen historias sobre hombres salvajes de los bosques conocidos como “Woodwose” que parecen haber habitado la zona durante la Edad Media. También en España, durante el siglo XIX hubo testimonios de avistamientos de una criatura llamada “Nonell” en el Pirineo catalán, de rasgos similares a los hombres bestia; las leyendas de la zona dicen que se trata de un joven enamorado y convertido en un gigantesco y blanco mastín.

Sorprendente por inesperada es la presencia de estas criaturas en el superpoblado e industrializado Japón, donde en los años 70 del siglo XX hubo varios avistamientos en el monte Hiba, cerca de Hirosima; bautizaron a la criatura con el nombre de “Hibagón”

Lo que cuentan los testigos


El Bigfoot de Estados Unidos es el hombre bestia del cual se ha recopilado más información sobre avistamientos. A partir del segundo tercio del siglo XIX empiezan a encontrarse noticias en periódicos locales de lo que se consideraban “hombres salvajes”, es decir, personas que, alejadas de la civilización, se habían deshumanizado y adaptado al ambiente, algo poco acorde con las teorías evolucionistas.

Un avistamiento en Greene County —Arkansas— , recogido por un periódico en 1851 describe a un animal de rasgos humanos, cubierto de pelo y con la cabeza provista de largos rizos que casi cubrían totalmente el cuello y los hombros. La criatura perseguía un rebaño, pero huyó con grandes zancadas al ver a unos cazadores. Sus huellas medían 33 centímetros. Se creyó que era un superviviente del seísmo que asoló la región en 1811.

Aunque los Bigfoot o Piesgrandes han sido vistos en casi todos los Estados de EE. UU. y de Canadá, la mayor parte de los testimonios se concentran en el noroeste: norte de California, Oregón y Washington en Estados Unidos y la Columbia Británica en Canadá, donde existen grandes zonas de montañas boscosas.

Los rasgos más comunes descritos en los avistamientos hablan de criaturas de entre 1,8 y 2,4 metros de alto, cubiertos de pelo, de complexión fuerte y amplio pecho. Las huellas son grandes, de más de 30 centímetros de largo y con cinco dedos. La característica de su carácter más representativa es la timidez, huyen al encontrarse con humanos; y los casos de muestras de agresividad son muy escasos.

En algunos avistamientos los testigos hablan de un olor nauseabundo. También hay testimonios de piesgrandes más altos, de hasta 4,5 metros, quizá debido a que en situaciones de miedo y estrés nuestra percepción puede verse alterada; y de huellas con tres, cuatro o seis dedos quizá debido a huellas poco definidas o alteradas.

La mayoría de los encuentros son breves y a cierta distancia, pero en ocasiones, algunos testigos tienen encuentros muy cercanos.

Un caso de avistamiento algo peculiar

Uno de los casos más sorprendentes es el de Albert Ostman. En 1924, mientras acampaba cerca de Toba Inlet en la Columbia Británica, una noche un Bigfoot lo agarró en su saco de dormir, y se lo llevó durante lo que el testigo estimó unas tres horas hasta el lugar donde estaba el resto de la familia: una hembra adulta y dos jóvenes de ambos sexos.

Albert Ostman se vio obligado a convivir con estas criaturas durante varios días. Los oyó hablar y vio jugar a los niños. Al principio los jóvenes se mostraban temerosos, y a la hembra adulta parecía no gustarle la idea de tener un invitado. Contó que los adultos pasaban mucho tiempo descansando y no hacían ninguna actividad que no fuera necesaria.

A pesar de tener un rifle con seis balas se resistía a usarlo contra esas criaturas que no le hacían ningún daño. Encontró la posibilidad de huir cuando el “anciano” como llamaba al adulto macho que lo había secuestrado, se intoxicó al tragarse entera una lata de tabaco. Tras unos minutos comenzó a rodar y a chillar y Albert aprovechó el alboroto para huir.

Una historia increíble que, de ser cierta, revela que los hombres bestia se comunican con un lenguaje hablado, viven en clanes familiares y parecen herbívoros —Albert cuenta que sus colmillos no eran muy grandes, al contrario que sucede en los animales carnívoros, ni les vio comer carne— . ¿Puede a una criatura tímida e inteligente como parecen ser los bigfoot antojarse tener a un humano como mascota?

Roger Patterson protagonizó junto con Bob Gimlin un avistamiento típico en 1967. Ambos cabalgaban por los bosques de Bluff Creek, al norte de California en busca de rastros de bigboot. Sus caballos retrocedieron atemorizados cuando se encontraron ante una de estas criaturas en cuclillas en un arroyo; la cual, al verles, se levantó y se alejó hasta internarse en el bosque.

Este caso se habría perdido archivado entre otros muchos similares de no ser porque Roger Patterson llevaba consigo una filmadora. Desmontó de su caballo y filmó al bigfoot mientras éste se alejaba. Esos nueve metros de película en color de 16mm son únicos en el mundo. Las opiniones sobre la autenticidad o falsedad de la criatura filmada llevan enfrentadas desde entonces.

¿Son los hombres bestia criaturas de carne y hueso?

Hasta el momento, los intentos por demostrar la existencia de los hombres bestia fuera de toda duda no han dado resultado. La prueba irrefutable sería poder examinar el cuerpo de uno de ellos. Los que creen que es necesario matarlos para poder resolver el enigma se enfrentan con quienes piensan que ese acto es del todo inmoral y que se les debe dejar vivir en paz.

En cualquier caso, ¿Cómo es posible que, con la tecnología disponible en el siglo XXI, no haya sido posible capturar viva o muerta a una de estas criaturas en las muchas expediciones que se han realizado? La respuesta puede encontrarse en lo que cuentan los testigos de los relatos más extraños.

Algunos aseguran haber disparado contra estas criaturas a corta distancia, no obstante, las balas no parecieron afectarles. ¿Fallaron todos o es que los piesgrandes son inmunes a las balas?

Otros testimonios revelan que podrían desaparecer a voluntad. Extraño en extremo es el caso de una mujer de Pennsylvania que, una noche de 1974 y en la puerta de su casa, disparó a quemarropa contra una de estas criaturas a menos de 2 metros, tras lo cual, ésta desapareció envuelta por un resplandor de luz. Su yerno dijo haber visto más bigfoots cerca de los bosques próximos y una misteriosa luz roja intermitente flotando sobre el bosque.

También existen casos en los que los hombres bestia aparecen asociados al fenómeno OVNI. En 1973 en Pennsylvania, el hijo de un granjero vio aterrizar una gran esfera que despedía una luz roja. Al acercarse a investigar vio junto a la esfera situada a ras del suelo a dos criaturas bípedas de aspecto simiesco y cubiertas de pelo negro y de ojos brillantes y verdes. Cuando se acercaron a él les disparó varias veces sin que esto pareciera afectarles. Luego, uno de ellos levantó la mano, el OVNI desapareció y las criaturas se adentraron lentamente en el bosque.

Los intentos más recientes de capturar una de estas criaturas han sido infructuosos, y parecen sugerir que, efectivamente, de alguna manera son capaces de esfumarse y desaparecer de sus perseguidores.

Entonces, ¿qué son los Bigfoot?

La explicación más fácil es decir que no existen, y por tanto todos los miles de testimonios son falsos o alucinaciones; y las huellas, falsificaciones también. Pero los casos, los testigos y las huellas siguen apareciendo y sugiriendo lo contrario.

Algunos piensan que los hombres bestia pueden estar emparentados con el Gigantopithecus, un homímido prehistórico que, según esta opinión, habría sobrevivido en las zonas más remotas del planeta.

Las teorías más arriesgadas dicen que podrían tratarse de algún tipo de fenómeno paranormal que se materializa cuando se dan determinadas circunstancias aún desconocidas, otros dicen que provienen de los OVNIS y algunos que no se trata de criaturas reales, sino de hologramas procedentes del espacio.

En cualquier caso, ninguna de estas teorías es suficiente por sí sola para explicar todos los casos. El enigma de los pies grandes sigue abierto, en busca de una teoría que lo explique o hasta que se consiga capturar uno de ellos.