Misterios

Con Platón, los misterios ya no son ritos sagrados, sino relacionados con ideas o doctrinas cuya verdad, a pesar de desconocida, era plausible de ser descubierta y comprendida si asi se quisiera y se emprendiera algunos esfuerzos exigidos. Así, el misterio es entendido como sabiduría o doctrina de unión del alma con lo divino.

De un origen ritual, el misterio va asumiendo un carácter ontológico, no ya lo que no se puede hablar, sino aquello que por su propia naturaleza es inexplicable.

Cada uno entiende el misterio a su manera

Para la religión cristiana, se trata de misterios cuando se habla de acontecimientos fundamentales de la vida de Jesús, tales como su nacimiento y muerte.

Así, misterioso pasó a ser entendido como todas las grandes verdades de la religión cristiana. Esta connotación tuvo su origen en San Pablo, que la recogió de la Biblia, más propiamente de los Libros de la Sabiduría y del Apocalipsis. El misterio de San Pablo es el secreto de la sabiduría de Dios, el misterio de la voluntad divina, su designio de salvación humana, que Dios revela al hombre: “He aquí el misterio de la fe”.

De un punto de vista estrictamente filosófico, el Sr. Marcel separa de una forma antagónica «problema» y «misterio», siendo que el problema es de naturaleza impersonal e imparcial y el misterio es personal y subjetivo, ya que el individuo en él se encuentra comprometido y sólo podrá rechazarlo o aceptarlo.

Para concluir, el misterio es algo inherente al ser humano en su condición espiritual y desconocida, pudiendo ser él mismo considerado un misterio que esta orientado hacia lo misterioso.